PSICOANÁLISIS, DEPRESIÓN Y CRISIS

La Cosa política contamina con su hedor todos los rincones de la vida social, o al menos así lo intenta o se percibe, pero para eso estamos nosotros, para oponer sana resistencia a tan desmesurado y hediondo propósito. Para empezar os diré que nadie debería olvidarse del exitoso concurso que Parentesys.es mantiene abierto hasta el próximo 31 de Enero de 2012. Se trata, como en las anteriores citas, de responder a una serie de cuestiones más una última de respuesta libre, todas ellas relacionadas con el cine documental y los documentales. No esperes más, libértate de una vez por todas de la procrastinación tal y como le gusta decir a una persona a la que admiramos muchísimo y que afortunadamente tendremos oportunidad de entrevistar muy pronto, y participa, pues, sin más dilación o retardo. El premio lo merece:

CONCURSO CINE DOCUMENTAL

Respecto a nuestras bienamadas y bienqueridas colecciones, no conviene olvidarse de la serie dedicada al “Cine Negro” que el diario El Mundo está sacando sábados y domingos, con títulos clásicos y más recientes, todos ellos indispensables e imprescindibles para cualquier videoteca que se precie y aprecie. Y hablando de cine que apreciar, ¡¡por fin este fin de semana estrenan una de las películas más esperadas y aclamadas del año!! ¿Cuál? La nueva cinta de David CRONENBERG, Un método peligroso, que bucea en los orígenes del psicoanálisis tomando como punto central la conflictiva relación entre el descubridor del ignoto territorio del inconsciente pulsional (Freud) y uno de sus más aventajados e inteligentes discípulos (Jung), pivotando en torno a la fascinante figura de Sabina Spielrein, que llegó también a ejercer de psicoanalista y que, tras asistir a las consecuencias de las sanguinarias purgas estalinistas en las personas de su esposo y hermano, ambos asesinados, perecería con su hija a manos del terrorista régimen nazi. Promete ser una de las mejores películas de la temporada, llega con la bendición de público y crítica, y el tema no puede ser más interesante. Parece que nuestro admirado director sigue apostando por la depuración máxima de su estilo, en busca de una pureza despojada de todo artificio. Siempre la vuelta a las esencias del cine, y si no que se lo digan también a Carlos Sorín con su nueva “El gato desaparece” donde abandona momentáneamente su fragmentación minimalista para centrarse en una historia de visibles influencias hitchcockianas. Aunque en esto del cine ya andamos muy escarmentados y, por lo mismo, tampoco conviene engordar grandes expectativas. Es complicado no hacerlo en el caso de Cronenberg, pero es preciso contener la euforia si no queremos arriesgarnos a sufrir nuevas y poderosas decepciones. Uno de los actores estrella dentro del triángulo (prot)agonista es Michael FASSBENDER, el hombre de moda, casi ubicuo, que muy pronto estrenará una nueva versión de “Jane Eyre” y al que hace poco disfrutamos como Magneto en la primera generación de los X-Men (él sin duda es lo mejor de la entretenida cinta). No hace mucho le habíamos padecido en la insufrible “Centurión” al lado del gran Dominic West (McNulty en la maravillosa y magistral “The Wire”), pero la carrera de este chico viene forjándose desde hace años en cine y teatro, y recordamos al respecto su participación en los bastardos de Tarantino y antes, aun sin estrenar por desgracia, en la durísima “Eden Lake” de James Watkins (2008). Estará en lo nuevo de Ridley Scott (Prometheus), aparecerá en la venidera película de Soderbergh (Haywire) y coprotagonizará el próximo trabajo de Steve McQueen, que este mismo año le ha encumbrado en la polémica y esperadísima “Shame”. Como podéis comprobar el bueno de Fassbender no pierde el tiempo en absoluto ni en relativo. Que siga así.

¿Más? A la espera de ver la tercera entrega de la saga Crepúsculo (Eclipse) para seguir ejercitando nuestra faceta crítica más sádica y despiadada, sí es de recibo recomendaros en cambio la última obra de Jodie Foster, que ella misma dirige con indudable acierto, titulada “El Castor”. Comenzamos con el personaje admirablemente interpretado por un estupendo Mel Gibson (reivindico desde ya su nominación como mejor actor para este año) instalado en una depresión profunda que le conduce a una situación desesperada, al borde mismo del suicidio, que intenta sin éxito porque es salvado in extremis… por un muñeco, el castor del título, que se apropia extrañamente de una parte de la personalidad del protagonista. Y lo que en principio resulta terapéutico y le ayuda a recuperar su vida familiar y lograr el éxito comercial en la empresa que dirige acabará revelándose como una trampa perversa que a la postre va a actuar como espoleta para poner en marcha el verdadero proceso de curación existencial. El guión está muy bien construido porque da la información precisa sobre el personaje, ligeros apuntes que lo colocan en relación con un pasado dominado por la figura del Padre, y lo hace precisamente a través de la conducta de su hijo adolescente, que le desprecia y acabará cayendo y superando su propio proceso depresivo. De esta forma obtenemos información de su pasado vinculado a la desafección del vástago y llegamos así a una comprensión profunda sobre las graves heridas emocionales que arrastra. Porque esta sobre todo es una película sobre el pasado y la forma de afrontar todo aquello que puede paralizar nuestra vida y transformar nuestra existencia en un vacío insoportable, y este punto lo deja claro Jodie Foster casi desde el mismo comienzo de la cinta, y especialmente con un gran sentido del humor cuando aprovecha irónicamente la enseñanza que el maestro le regala al pequeño saltamontes en un capítulo de la serie Kung Fu que aparece en la televisión del hotel donde nuestro hombre comenta completamente ebrio esas palabras. En efecto: un exceso de pasado nos impedirá vivir y disfrutar el presente, pero una completa ausencia de aquel provocará que no tengamos futuro. No os desvelaremos nada más pues sobre todo se trata de una buena oportunidad para, una vez vista la película, hacerse una buena serie de preguntas y reflexionar detenidamente sobre ellas. Cada cual sin duda tendrá sus propias experiencias y se dará las respuestas en función de las mismas. El vacío existencial que puede conducir a la depresión profunda es algo muy extendido en las sociedades actuales, y la misma enfermedad, como muy bien queda reflejado en la película, acaba convirtiéndose en un pozo sin fondo, negro y absorbente, como un agujero negro capaz de capturar cualquier rayo de conciencia luminosa o esperanza. Y esto, como el amor de Lope, quien lo probó lo sabe.

¿Más aún? Pues que mañana disfrutaremos de un duelo futbolístico en la cumbre que enfrentará a dos grandísimos equipos que lucharán al límite de sus posibilidades para lograr un triunfo épico. En la Champions sin novedades, el Real Madrid arrasando y el waka Brasa más messidependiente que nunca ganando en Milán gracias por supuesto a las vergonzosas ayudas arbitrales con que suelen obsequiarle un partido sí y otro también. ¿Se repetirá la historia esta temporada? ¿Hasta cuándo durará esta ignominia? Hay asuntos que continúan creciendo a pesar de –o gracias a– la crisis “glocal”: Corrupción y Farsa suelen ir de la mano . Terminamos como empezamos, refiriéndonos a asuntos que giran alrededor de una situación bastante catastrófica como sin duda hará bien en recordarnos el segundo trabajo de Mercedes Álvarez (El cielo gira) llamado “Mercado de futuros”, y es que siendo honestos, tal y como la propia realizadora nos dice acerca de esta convulsión económica y social que todo lo envuelve, conviene “poner el foco de atención sobre quienes la crearon. Si no hubiera una base piramidal, esto no ocurriría. Todos hemos participado en la crisis”. Sí, pero unos más que otros y con resultados bien diferentes. ¿Qué opináis?