Recuerdo vivamente la noche en que pude presenciar, por primera vez, un concierto de Pat Metheny. Musicalmente ha sido una de las experiencias más fuertes que he tenido en mi vida. Fue el pasado Julio de 2002, en la gira de presentación del disco "Speaking of Now". Hasta ese momento nunca le había prestado demasiada atención a la música de Pat, siempre porque me resultaba demasiado compleja, aunque de manera inconsciente me fui familiarizando con ella ya que mi hermano Raúl es un gran seguidor de Metheny, tiene casi todos sus discos, y siempre había un disco de Pat en su reproductor de compactos.
La actuación: un sonido impecable, en donde cada instrumento está constantemente en el plano y al nivel que requieren las distintas intensidades de los temas. ¿Cómo hacen estos músicos para sincronizarse con tanta perfección, para aumentar y disminuir el tempo, bajar la intensidad, subirla, crear un silencio sepulcral en medio de una inmensidad de notas...?[ ]
Un dato importante es que los que estuvimos allí no vimos a Pat Metheny, sino a una banda de musicazos de los de verdad, donde cada uno en su instrumento, cuando no en varios, es de lo mejor. Pat Metheny (como ocurre con otros grandes músicos) se rodea de colaboradores que se lo ponen difícil (y es que hay que ver el nivel de los que le acompañaban) para que si se luce sea, realmente, porque se lo gana a pulso, porque él será quien lleva las riendas del concierto, pero ojo… que los acompañantes, más que nadie, están para que el maestro demuestre que si lo es, es por algo.
Durante el concierto la versatilidad del grupo y los temas era realmente pasmosa. Lo mismo se quedaba el contrabajo, la batería y el piano conformando un perfecto trío de jazz y, de repente, la guitarra transformaba aquella formación en un grupo de rock virtuoso, que el bajista y el percusionista realizaban un pasaje prodigioso que desembocaba en cuarteto formado por el trompeta, la batería, la percusión y los teclados, o que de toda la fuerza del grupo al completo se llegaba, sutilmente, a frágiles pasajes en los que cada músico demostraba su delicadeza… para acabar, nuevamente creciendo hasta un final del tema grandioso.
La formación: Lyle Mays, habitual en los teclados y piano acústico de esta formación, exquisito… y cuando se da rienda suelta, virtuoso. Steve Rodby, bajo acústico que prácticamente siempre ha acompañado a este músico, sencillamente genial. ¡Y qué decir de Antonio Sánchez, el batería! Un prodigio de ritmos… que se salía, como se dice; vamos que si le dejan se come a todos. ¡Pero y Cuong Vu! Un trompetista que, aparte de tocar los teclados, la guitarra y hacer unas voces increíbles, tenía una delicadeza y una concepción musical del jazz fuera de lo normal. Y, por último, el percusionista camerunés Richard Bona que, aparte de cantar como los ángeles, embellecía la textura musical del grupo magistralmente con sus toques, sin olvidar la demostración que nos hizo a todos de su dominio del bajo eléctrico y con la que nos dejó con la boca abierta.
¿Se puede decir que un músico de un estilo, por ejemplo el Jazz, es el mejor de todos los músicos del planeta en ese estilo? Yo creo que no, pero si se pudiera hacer esa afirmación, diría que el mejor es Pat Metheny.
Para muchos amantes del Jazz, Pat es el guitarrista más original de los últimos 20 años. Cierto o no, lo que sí podemos afirmar es que posee un estilo reconocible al instante, desde los primeros compases.
Los que no soportan la música de Metheny dicen que hace "música de ascensor", nada más lejos de la realidad. Su escucha requiere concentración y esfuerzo, algo que actualmente no se dedica a la música, habida cuenta de la proliferación de programas donde aspirantes a "músicos" corean una y otra vez las mismas melodías anodinas, como si de un karaoke se tratara.
Metheny es un guitarrista genial, sin parangón, tanto con la guitarra eléctrica como con la acústica. Creador de nuevos sonidos y atmósferas, de nuevos instrumentos, véase su guitarra Picasso, mitad arpa mitad guitarra. Creador de un finísimo sonido de guitarra sintetizada, con el cual es capaz de sostener una melodía casi hasta el infinito. Desde sus primeros trabajos a finales de los 70, como American Garage de 1979 hasta el último y maravilloso Speaking of Now, Metheny, su gente y sus docenas de colaboradores tan pronto nos recrean con un jazz de lo más ortodoxo como con sonidos concebidos con la más avanzada maquinaria informática y de síntesis. Pero sólo él y muy pocos más saben emplear con elegancia esta mezcla tan delicada de la música de siempre con las últimas tecnologías, para conducirnos a un sonido futurista y a la vez libre, amable y arropador.
Su técnica como instrumentista, su capacidad de romper fronteras en sus creaciones, le permite sobrevolar ambos territorios y tener una visión más global que otros que se mueven a ras del suelo, sin quitar mérito a los de a pie. Y esto da como resultado una música que se mueve desde el jazz más depurado hasta el rock más ambicioso… sin cansar a nadie, deleitando a los más exigentes y enseñando a unos y a otros la tremenda riqueza que ofrece abrirse a las posibilidades que ambos estilos ofrecen.
Algunos datos biográficos:
Patrick Bruce Metheny nace el 12 de agosto de 1954 en Lee`s Summit, Missouri y a edad temprana alcanzó fama de niño prodigio. Su hermano, el trompetista Mike Metheny, lo inició en el jazz y, a los 12 años, Pat agarró por primera vez una guitarra.
Después de desarrollar su técnica a una velocidad asombrosa, estudiando a músicos como Wes Montgomery y Charlie Christian, durante su adolescencia se dedicó casi exclusivamente a tocar la guitarra en bandas locales y de la ciudad de Kansas.
A los 15 años ganó una beca para asistir a seminarios musicales auspiciados por la revista Downbeat y luego entró, también becado, a la Universidad de Miami, donde luego, Metheny ingresó en el cuerpo de profesores de la universidad. Poco después, con 19 años de edad, ya estaba enseñando en la prestigiosa academia de Berklee, con alumnos como Al Dimeola y Mike Stern.
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