Palencia ofrece variedad de paisajes, alternativas de arte, cultura y ocio. Desde la Tierra de Campos hasta las montañas con 2.500 metros; desde los valles a los pantanos y embalses; el Camino de Santiago; el Canal de Castilla… esto y mucho más nos espera en la provincia con la mayor concentración de Románico de Europa. Es una de las más antiguas ciudades de la Península. Su origen se remonta a la prehistoria y a las leyendas de pueblos prerromanos. La tradición cuenta que fue fundada por Palatuo, jefe vacceo, hijo de Rómulo. Otros dicen que fueron los griegos. Muchos historiadores antiguos como Appiano o Estrabon y geógrafos y naturalistas como Mela o Plinio la nombraron en sus obras. El significado original de la palabra Palencia es ibérico, Palantia con un una sola l, como la nombra Ptolomeo: ibai-lantia >ba-lantia> palantia ´campos del río´ . .
Decía Victor de la Serna que "… si se trata de la arquitectura románica, probablemente es la más rica concentración de Europa, y, por lo tanto, del mundo".
La provincia de Palencia concentra el mayor número de monumentos y restos románicos de toda Europa. Merece la pena visitar las grandes iglesias parroquiales románicas, las ermitas rurales, los conjuntos monásticos, pilas bautismales, capiteles y dejarse sorprender por el paisaje de la montaña palentina o del Cerrato o seguir las sendas de peregrinación del Camino de Santiago. Hay tres zonas donde los restos románicos son más abundantes. Por un lado la zona sur de la provincia, partiendo de la ciudad y recorriendo el Cerrato; el norte y el tramo del Camino de Santiago a su paso por Palencia.
Allá por el siglo XI y XII aparecía un movimiento de renovación artística. Era la época del arte románico. Su nacimiento se produjo cuando se desarrollaban las lenguas romances derivadas del latín y porque se deriva del antiguo arte romano. Las iglesias eran una derivación de las antiguas basílicas romanas con un añadido, la planta de cruz latina y la bóveda de cañón, que sustituía a la planta rectangular y la techumbre de madera. La peregrinación a Santiago de Compostela contribuyó a la penetración del románico en España. Los peregrinos introducían la poesía lírica de Provenza y el arte de los arquitectos y escultores románicos.
Se la conoce como la "Bella Desconocida" por los tesoros artísticos de su interior que contrastan con la sobriedad exterior del templo.
La construcción de la parte visigótica se atribuye al rey Warnba, quien se comentaba trajo las reliquias del mártir francés Antolín. Si es verdad que la catedral se realizó para acoger las reliquias del santo, se explicarían algunas de sus características arquitectónicas. Esta parte de la cripta tiene todos los elementos arquitectónicos y decorativos del arte hispanovisigodo de la segunda mitad del s. VII como son los arcos de herradura, impostas decoradas con frisos geométricos y capiteles con hojas. La segunda parte de la catedral se construyó durante el románico en la primera mitad del s. XI y se considera la más antigua del románico español. Se atribuye su edificación al rey Sancho de Navarra. Posteriormente, en el s. XIV comienza la construcción del edificio gótico y no se terminará hasta el siglo XVI.
El edificio es de planta de cruz latina de tres naves y dos cruceros. La cabecera conserva su pureza gótica. El deambulatorio facilita el acceso a las siete capillas, cinco hexagonales y dos rectangulares. La girola y presbiterio están decorados con gárgolas, pináculos y dobles arbotantes. Tiene cinco puertas; la más decorada es la de la Virgen o del Obispo. Las bóvedas son de crucería compleja. Lo más admirable y bello del interior es el triforio de doble arco agudo.
El altar mayor es obra de Juan de Flandes, Felipe Vigarny y Juan de Balmaceda. Las obras de maestros como el Greco, Gil de Hontañón, Gil de Siloé o Pedro Berruguete custodian el Museo Catedralicio.
En la capilla del Sagrario se conservan los restos de la reina Doña Urraca.
En el interior de la Catedral, entre el Claustro y la Sala Capitular, se encuentra el Museo Catedralicio. Entre las esculturas hay que destacar La quinta angustia de Felipe Vigarny, y la talla de Alejo de Vahía Santa Ana, la Virgen y el Niño.
Los palentinos custodian una obra de Juan Benavente: el Carro Triunfante de 1.585, que pasea por la ciudad en la procesión del Corpus Christi. En pintura, un San Sebastián de El Greco, cuadros de Pedro Berruguete con el Díptico del Calvario o de Valdés Leal con Dolorosa completan el conjunto a
admirar dentro del museo.
|
Esta web se reserva el derecho de suprimir, por cualquier razón y sin previo aviso, cualquier contenido generado en los espacios de participación en caso de que los mensajes incluyan insultos, mensajes racistas, sexistas... Tampoco se permitirán los ataques personales ni los comentarios que insistan en boicotear la labor informativa de la web, ni todos aquellos mensajes no relacionados con la noticia que se esté comentando. De no respetarse estas mínimas normas de participación este medio se verá obligado a prescindir de este foro, lamentándolo sinceramente por todos cuantos intervienen y hacen en todo momento un uso absolutamente cívico y respetuoso de la libertad de expresión.
No hay opiniones. Sé el primero en escribir.