Los músicos siempre han vivido rodeados de otros que se han aprovechado de su talento. Hasta hace poco estos han sido las discográficas, ahora, con la revolución de internet, son los distribuidores digitales.
Plataformas digitales como iTunes, Spotify, Google Play, etc. son los nuevos tiranos de la industria musical, y todas las empresas que hay alrededor de ellas las cuales se encargan de publicar los contenidos discográficos de los artistas en esas plataformas.
Ahora cualquiera puede tener publicado un disco en iTunes, por ejemplo. Esto hace que la competencia sea tremenda, mucho más fuerte de lo que nunca ha sido. La oferta musical es infinita, y los trabajos de los artistas se diluyen como una gota de agua en el mar. Estamos en lo de siempre, si quieres destacar, tienes que pagar publicidad. Inmensas cantidades de dinero.
Plataformas como Ditto, por poner un ejemplo, publican los discos de los artistas en múltiples plataformas, por una cantidad anual que ronda los 50 euros por cada disco. Inversión que, en la mayoría de los casos, no se va a recuperar con las ventas de discos, y menos en un país como España, en donde comprar música no es lo habitual, todo lo contrario, lo que prima es la descarga y la copia pirata de los contenidos. Pero esa es otra historia.
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