Antonio Fernández Ruíz
"La personalidad de un equipo es el reflejo de la personalidad de su líder"
Comienzan nuestras charlas sobre el noble arte balompédico con un hombre que comenzó en el mundo del fútbol siendo muy joven, adora este deporte y lo conoce desde un interés que va mucho más allá de lo meramente pasional.
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Por Adrián Martínez Buleo
El fútbol. Ese deporte que es mucho más que un juego y que suele ir más allá de cualquier atisbo de explicación racional... ¿O no? Ante la duda, en parentesys hemos decidido ponernos las pilas y dar comienzo a toda una serie de sucesivas entregas donde poder ir comentado diferentes aspectos del juego relacionados con su historia, la técnica, el reglamento, su filosofía, los jugadores, entrenadores, periodismo, etc. La propuesta es ambiciosa, somos conscientes, pero merece la pena por el gran interés que despierta una práctica deportiva que mueve pasiones e intereses en cantidades descomunales. Y lo haremos en plan totalmente informal y amigable, contando con una persona muy especial, un hombre que ha sido futbolista y conoce perfectamente los mecanismos que se ponen en marcha y hacen funcionar todo este balompédico engranaje.
A través de preguntas, respuestas, análisis y comentarios, iremos desglosando conceptos y haciendo, así lo esperamos y deseamos, mucho más inteligibles determinados aspectos de los que todo el mundo parece, pero sólo lo parece, capacitado para opinar.
PREGUNTA. Pues bien Antonio, comencemos a hablar de fútbol. Sé que es complicado comenzar por algún sitio dentro de un conjunto de temas tan extenso. Pero, puesto que tú has sido futbolista, ¿por qué no comenzar comentado que es lo que puede significar el fútbol en realidad para alguien que lo ha practicado y lo conoce tan bien como tú?
RESPUESTA. El mundo en un balón. Así de pronto la frase puede sonar algo rara, pero para mí el fútbol es un compendio de todo: pasión, sentimiento, triunfo, fracaso, querer y a veces no poder... diría también, utilizando la comparación, que el balón (en su mágico desplazamiento) es el auténtico leitmotiv de todo lo que gira a su alrededor, el que realmente produce un efecto dinámico y vital.
P. No sé lo que pensarás tú, pero para mí, un completo neófito, y creo que esto nos pasa a muchos, el fútbol es un escenario donde ponemos en juego mucho más de lo que nos gustaría reconocer. ¿Sería posible un disfrute esencialmente estético de este maravilloso deporte? Tal vez el conocerlo en profundidad ayude a poner distancia emocional cuando vemos jugar a nuestro equipo.
R. Pienso que si le quitas emoción, el fútbol le gustaría a muy poca gente. Voy más allá. A la mayoría de la gente no le gusta el fútbol como tal, y si les privas de esa emoción se lo das sin adornos, lo desnudas y se lo presentas así, desnudo, sin ropajes. Para muchos se vaciaría de contenido y esto tendría muchas repercusiones, ya sabes a lo que me refiero, las audiencias se resentirían mucho. Estoy convencido de que la apreciación estética del fútbol es algo innato, el que te guste el fútbol "desnudo", sin añadidos emocionales, no depende del conocimiento táctico, aunque obviamente puede entremezclarse. En diversos grados, todo acaba por reducirse a emoción, táctica y arte.
P. Y luego además está toda la serie de experiencias individuales y colectivas que desencadena en muchísima gente. En este sentido asusta un poco, porque parecería como si estuviera quitándole terreno a otro tipo de actividades menos, digámoslo así, racionales, con lo que no estoy en absoluto de acuerdo. Yo creo que cada cual puede experimentarlo según sus propias necesidades, como cualquier otra cosa.
R. Pagamos y nos cobramos nuestras propias carencias y frustraciones. Te contaré una anécdota que lo ejemplifica bien. Cuando Luis Aragonés entrenaba al Atlético de Madrid, siempre, en cada partido, un hombre de apariencia elegante, trajeado, se sentaba justo detrás del banquillo, y se pasaba todo el partido insultándole exclusivamente a él, al entrenador, a nadie más ni tampoco al equipo. Toda su irá la volcaba contra Aragonés. Un buen día Luis, ya harto de la situación, le preguntó el motivo de su actitud. El hombre del traje le respondió algo así como "soy abogado, estoy hasta las narices de mi vida y vengo a insultarte a ti, me da igual lo que haga tu equipo". Había elegido precisamente esa válvula de escape. Suele pasar, la gente aprovecha el fútbol para desinhibirse o también para hacerse el entendido, el conocedor de todos los secretos del juego, cuando en realidad influye muchísimo el factor suerte, el azar.
P. Oye Antonio. Una pregunta que te va a resultar seguramente algo ingenua, pero que quiero hacértela porque yo he vivido esa sensación. Al ver el fútbol desde la grada (ahí incluyo la TV, la radio sería otra historia), la impresión es de que todo es más controlable de lo que en realidad es. Recuerdo una vez haber jugado una pachanga contigo y otros futbolistas y sencillamente no ver el balón: ¡¡la velocidad de circulación era vertiginosa!! No da tiempo a pensar nada, tuve la certeza de que la intuición era un componente esencial en todo buen jugador de fútbol.
R. Quiero decirte que el mejor sitio para ver el fútbol es la radio. Las ondas te obligan a imaginar continuamente la posición de los jugadores al completo, y los propios comentarios del locutor determinan y abren tu fantasía para ver "otro partido" o "tu propio partido", dándole otro ritmo completamente diferente al que puede marcarte la visión directa de las imágenes. Hecha esta puntualización, para mí es evidente que tiene que existir un componente innato que marca la diferencia entre el gran jugador y el buen jugador. Esto ya comienza a detectarse desde que los niños son pequeños y empiezan a probarlos los equipos. Luego el entrenamiento será decisivo para pulir y mejorar la técnica, pero el talento, el que el balón, por ejemplo, se pegue a los pies del jugador tras recibir un pase complicado, y ocurra mientras ese mismo control es fallado por el resto la mayoría de las veces, eso se tiene o no se tiene. No olvidemos que todo pasa por controlar un esférico con los pies, algo completamente antinatural, y es curioso que en la naturaleza de algunos esté la posibilidad de hacerlo fácil.
P. Pues fíjate que creo que estamos en lo cierto. He leído recientemente una noticia que hablaba de unos resultados sorprendentes, que a mí me parecen muy lógicos. Frente a unas posibilidades de lanzamientos, golfistas expertos ofrecían soluciones más rápidas y acertadas focalizando su actividad cerebral en zonas donde evaluar las posibilidades y las consecuencias, pero de forma muy rápida, con un procesamiento diríamos inconsciente. Los novatos por el contrario tardaban más y utilizaban muchas más zonas del cerebro para aportar soluciones correctas. Esto corrobora nuestra impresión. El gran jugador tendría claro lo que hacer sin necesidad de pensar conscientemente sobre ello. Funcionaría con intuición.
R. Exacto. La intuición también tendría que ver con ese talento innato del que te hablaba antes.
P. ¿Y en qué medida influye, según tu opinión, el disponer de esas potenciales aptitudes, y más tarde el haberlas desarrollado más o menos adecuadamente, para la forja del propio carácter del futbolista de élite? ¿Ves algunos rasgos comunes en este sentido?
R. El ego de la estrella de fútbol es muy particular. Esto lo puedes ver muy claro en su conducta tras una derrota importante. El fracaso siempre nos afecta a varios niveles, pero el futbolista estrella trata ante todo de salvaguardar su imagen, la que proyecta en los demás y que los demás le devuelven. Encaja muy mal esos golpes...
P. ...quieres decir que soporta muy mal sus heridas narcisistas...
R. ...eso es, en tu jerga psicológica sería exactamente eso. Fíjate en el comportamiento de Cristiano tras la derrota contra el Barcelona. Al día siguiente anuló sus compromisos publicitarios. Esto ocurre siempre con las estrellas; la forma de afrontar la derrota es totalmente diferente a la vivencia que pueda tener un canterano, que la experimenta de una forma mucho más emocional, apegada al equipo o colectiva. Por eso es tan importante la cantera, por la implicación y el compromiso con el club, sobre todo en los malos momentos.
P. Esto que me dices me sirve para preguntarte sobre una cuestión que me gustaría abordar. Llevamos viendo durante los dos últimos años el fútbol total practicado por el Barcelona, al que este año se ha opuesto otro tipo de planteamiento que parece no estar obteniendo los resultados apetecidos o esperados, el del Real Madrid, un equipo construido a base de grandes figuras pero que ha fracasado estrepitosamente en la liga de Campeones. ¿A qué se debe esta situación?
R. La personalidad de un equipo es reflejo directo de la personalidad de su líder. La personalidad del Madrid de este año es la personalidad de Cristiano: entusiasmo, fortaleza, individualidad. Eso es el Real Madrid.
P. El mismo Pellegrini, en unas recientes declaraciones, depreciaba el componente táctico en favor de la resolución individual de los partidos.
R. Claro. El otro ejemplo, opuesto, es el Barcelona cuyo líder natural es Guardiola. Es un entrenador creador de táctica, que marca pautas de juego y decide la propia forma de vida de todos los jugadores de su equipo. Apuesta más por lo colectivo y esto le está dando excelentes resultados.
P. ¿Con Cristiano podría hacerse algo semejante en el Madrid?
R. Por supuesto. En el Manchester de Ferguson, donde Cristiano se salió, tienes la respuesta a tu pregunta. En un equipo bien trabajado y estructurado las individualidades resaltarán siempre más. Dos ejemplos paradigmáticos son Raúl e Iniesta. Ninguno de ellos es un megacrack, pero ambos han dado un rendimiento excepcional al estar integrados en equipos donde su juego podía destacar mucho más.
P. ¿Y este año?
R. En un equipo de exigencia individual extrema como el Madrid, el Raúl actual no puede estar a la altura, e Iniesta es probable que haya hecho demasiado caso a la imagen de sí mismo que los medios le han vendido. Su temporada en el Barcelona está siendo muy discreta, por no decir algo peor. Al querer hacer cosas de auténtico crack, poniéndose el listón demasiado alto y en la exigencia de deslumbrar continuamente, su fútbol se ha resentido. Iniesta, como Raúl, son jugadores cuyas virtudes se acentúan en equipos muy grandes y asumiendo siempre sus limitaciones. Puede que esto que voy a decir levante ampollas, pero creo que en equipos más pequeños hubieran tenido problemas hasta de titularidad.
P. Pero para lograr esa trabazón o conexión armónica dentro de un equipo haría falta un criterio conductor bien establecido, es decir, un buen entrenador.
R. Vuelvo a decirte que todo equipo de fútbol está en la obligación, si desea lograr algo o ser reconocido, de buscar una identidad propia. Demasiadas veces el horizonte de resultados no deja construir esas identidades definidas. El mejor entrenador es siempre el que sabe darle a su equipo un estilo de juego reconocible más la necesaria flexibilidad para enfrentar las cuestiones que le plantean los rivales.
P. Cosa que por ejemplo no ha sabido hacer en absoluto el actual técnico madridista, Manuel Pellegrini.
R. Con la actual estructura deportiva, no lo hubiera logrado nadie. Si ese esquema cambia, podría triunfar un entrenador con una identidad muy marcada y un clara forma de juego. En realidad no hay entrenadores, hay líderes, jefes de grupo. Pellegrini no siente el proyecto como algo suyo y por eso en el fondo deja de creer en ello. Hubo un momento en que vio claro que el proyecto grandioso que se estaba preparando no contaba para nada con él. ¿Si se le hubiera dado más responsabilidad los resultados habrían mejorado?
P. Pero él continúa apelando a su cifras de récord en la Liga.
R. El Real Madrid juega a ganar, a arrollar de forma directa, como un apisonadora, y esto le genera muchísimos problemas cuando se halla frente a una buena organización táctica y un estilo de juego definido. La suerte que ha tenido esta temporada en Liga es que ha encontrado un sistema defensivo de escándalo en medio de un contexto futbolístico donde se ha impuesto la mediocridad táctica generalizada (Valencia y Sevilla son ejemplos claros de esta situación). Perder así es casi imposible. Sin embargo, en Europa los equipos están mucho más trabajados y los problemas se multiplican exponencialmente. Su eliminación en octavos no es tan sorprendente si lo miras desde este punto de vista.
Fin de la primera entrega. Tras apurar nuestras copas (nos gusta el membrete de "fútbol entre copas" para las futuras charlas, pensando también en la posibilidad de que el Atlético de Madrid, el equipo que ganó hace mucho tiempo el corazón de Antonio, obtenga el ansiado trofeo), nos damos un caluroso abrazo y encendemos el televisor. Acaba de comenzar el partido que enfrenta al primero contra el último del campeonato liguero. Antonio asegura que el Barcelona conseguirá la victoria a pesar de la feroz entrega del Jerez. No suele errar en sus pronósticos, aunque nada aventura antes de haber visto los diez primeros minutos del encuentro. Y esta vez no hará una excepción.
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