Está bien, a mí todos los añafileros, que se oiga grande y fuerte el estruendo, porque la Liga vuelve y con ella la posibilidad para el Real Madrid de seguir incrementando su considerable ventaja respecto a su más inmediato y desagradable perseguidor: el infame, engreído, prepotente, soberbio, farsante e insufrible waka Brasa, bien protegido y espoleado por una demoledora maquinaria mediática empeñada una y otra vez en proyectar sus miserias totalitarias contra el luminoso club blanco. Verbigracia, nos podemos encontrar retratos psicológicos infames vomitados desde la pérfida Albión sobre la figura del entrenador blanco, o desde ecos radiofónicos de analistas resentidos que persiguen en sus oscuros sueños una restitución que les haga recuperar su omnímodo poder perdido. La tenebrosa presciencia de tales entramados e indeseables sujetos no es tal sino nauseabunda premeditación y cohecho con el detestable fin de lograr un desmoronamiento en el envidiado rival, cosa que por supuesto no consiguen o lo hacen en una medida muy inferior a lo por ellos previsto. Así las cosas, con el convoluto procedente de esos pérfidos antros de manipulación y poder, ¿qué podríamos nosotros, observadores implacables y metódicos, decir o afirmar con relación a tan espinosas y difíciles cuestiones? Pues algo así como lo que algunos sujetos pueden llegar a sostener cuando se enzarzan en discusiones de corte político o ético que les superan por su formación y cuyo resultado final, cuando se carece de argumentación positiva, es siempre el mismo: nosotros somos los buenos, los éticamente superiores, los que en realidad no emitimos ningún juicio de valor porque el valor ya cae apriorísticamente de nuestro lado, y que sin embargo escatimamos el mismo derecho a los considerados enemigos, gente sin honor, malsanos y malhadados por definición, seres incapaces de distinguir entre el bien y el mal, como si en verdad la realidad tuviera necesariamente que terminar reducida a categorías excluyentes anuladoras de cualquier otra opción alternativa: el colmo de la maquinación disyuntiva, intencionalidad malsana cuyo único objetivo pasa por la confrontación prejuiciosa y sectaria. Contra semejantes ataques desmemoriados, tal vez fruto de un olvido autoimpuesto o motivados quizá por la propia ignorancia de quien los ejerce, ¿qué podemos hacer? Actuar de forma relajada, tranquila, manteniendo la compostura y enumerando todas y cada una de las fechorías del rival (a estas alturas ya presa de una airada rubicundez), dejando espacio al diálogo y preparando el terreno para que el próximo (des)encuentro se resuelva totalmente a nuestro favor. De esta guisa, los niños y ahijados de Don Pepinho, braseros impenitentes y sumamente impertinentes, sufrirán las lógicas consecuencias que su ilógico despropósito merece.
En román paladino: Cada día, en villa Brasa, se comete un pecado de lesa humanidad, / y han de pagar su culpa sin desmentido: / un punto menos por cada agravio cometido / contra el código ético universal.
Parece evidente y comprobable que las últimas quejas y lloriqueos sobre las actuaciones arbitrales dieron su rédito en la ida de las semifinales de Copa contra el Valencia, equipo claramente perjudicado cuando el bulto sospechoso con pito y tarjetas se tragó una de las expulsiones más claras y notorias que cualquier aficionado decente al fútbol haya podido alguna vez imaginar. No, Pinto no se cae azarosamente y para el balón con la axila, más bien se lanza con determinación y lo intercepta con la mano, lo cual hubiera debido provocar su inmediata expulsión y el consiguiente perjuicio (admitido por el propio Don Pepinho) para la quejumbrosa “guardiolería” restante. Pero no fue así, prevaleció la injusticia y el Villarato triunfó una vez más. ¿Hasta cuándo? Se admiten apuestas.
¿Más? Que deseamos un partido memorable en el Coliseo getafense y también el triunfo del Atlético de Madrid la noche del domingo en el Calderón, con un equipo rojiblanco renacido tras la llegada de Simeone, pletórico de fuerza y empuje, que ahora sí tendrá una verdadera prueba de fuego y estruendo, que por algo llega el Valencia y su enojada traca.
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#3
No te borroAutor el 6 feb 2012 |
Pues no, contra los insultos sucios e infames de personajes maleducados lo mejor es actuar precisamente de la forma contraria. Por cierto, tanto usar el término "mandril" tal vez denote alguna preferencia mucho más baja y oscura... (busque en el diccionario, lo necesitará). Le responderé de idéntica forma a como lo hizo un caballero cuando su oponente dialéctico, en medio de un discusión literaria, le arrojó a la cara un vaso de vino: "Lo que acaba de hacer, señor, es una digresión; espero su argumento". |
#2
retrased 2yo el 5 feb 2012 |
Por cierto bobo, si buscas robos preguntale al malaga, valencia, bilbao, at madrid, mallorca, getafe, etc, etc, etc.. esta liga esta mas sucia que la historia del Mandril... |
#1
retrasedyo el 5 feb 2012 |
menudo retrasao esta echo, si en esta liga hay un equipo ladron, miserable, ruin, cerdo, violento, sucio, prepotente, mediocre, inutil, miserable y mafiosos el Mandril de los merengutanes como tu, el equipo con la historia mas negra del futbol mundial.. como diria maradona siguela mamando paleto. y ahora vas y me borras. |