EL REAL MADRID ENFRENTA SU RETO MÁS DIFÍCIL HASTA EL MOMENTO: SUPERAR DEFINITIVAMENTE SU BARCELONITIS

Ya estamos de nuevo en situación peligrosa, riesgosa, límite, al borde mismo del abismo, o sea que nos cruzamos en cuartos de La Copa contra el waka Brasa, y esto sin duda podría ser algo crucial en la carrera de este Real Madrid hacia la cima de su éxito (o de su fracaso). Varios son los puntos, pues, que podrían tomarse en consideración a la hora de valorar lo que puede suponer de bueno o de malo este enfrentamiento contra el eterno y farsante rival. Llega la hora de la verdad. Entonces, la pregunta que surge de inmediato es la siguiente: ¿Cómo afrontar el clásico? ¿Cómo plantear el ataque, la defensa, el marcaje, a quién ubicar en el lateral derecho, en la zona medular, en el centro de la línea defensiva? Y si atacamos de esta forma, de qué otra habrá que hacer uso para defendernos del violento asedio de las hordas enemigas? Todo incierto, flotando en el ambiente, con sofocante temperie, muy complicado, tácticamente oscuro, confuso, medroso, sin olvidar por supuesto el aspecto psicológico que encierra semejante desafío. Hagamos, pues, un pronóstico. Sí, evidente, podrá ocurrir cualquier cosa, pero tal vez suceda que si:

a) el Madrid pasa la eliminatoria entonces la Liga tal vez sea más asequible, y un posible cruce en la Champions no movería a tanta precaución.

b) el Madrid no pasa la eliminatoria entonces la Liga se tambalea acusando el golpe y el cruce de Champions, de producirse, acabaría finalizando probablemente con otra nueva humillación.

Tiene sentido. Luego, y Dios me libre de caer en el pecado de la batología insufrible, ¿qué hacer frente a semejante reto? No es momento de ponerse a temblar, con miedo, sudoración, palpitaciones, sequedad de boca, etc. Precisamente de lo que se trata es de bajar el nivel de ansiedad lo antes posible. La cuestión es cómo hacerlo, el método a seguir, y sobre quiénes aplicar tan deseado remedio contra la enfermedad que últimamente aqueja al madridismo: la barcelonitis aguda. Veamos algunas posibilidades con objeto de lograr una mejor preparación de cara al miércoles próximo:

1) Sesiones teóricas donde se revisen de forma no culpabilizadora los errores tácticos cometidos en anteriores encuentros.

2) Sesiones de masaje y relajación facilitadoras de un liberador viaje astral.

3) Sesiones conductuales de desensibilización paradójica destinadas a incrementar la fobia a los colores y símbolos azulgranas.

4) Sesiones de psicoterapia dinámica dirigidas a expresar con contundencia la rabia reprimida contra endogámicas formas de poder tiránico.

5) Sesiones de cine para lograr identificación con tramas de superación y éxito (La saeta rubia).

6) Sesiones de canto gregoriano y polifonía sacra para dar tranquilidad y equilibro al espíritu.

7) Sesiones de tertulia entre los miembros del equipo para lograr un intercambio fluido de opiniones y soluciones.

8) Sesiones de meditación en silencio sin interrupción de cámaras o micrófonos.

9) Sesiones de visualización virtual del partido a partir de disposiciones posibles y probables del adversario.

10) Sesiones de hipnosis para evitar la fatiga física y mental durante los noventa minutos del partido (o más).

Y habiendo efectivamente hecho todas las tareas (con su objeto, su perentorio operador de acceso a todos y cada uno de los jugadores, y su categoría clasificatoria a fin de no desperdigar el ansia viva de triunfo), y habiéndolas asimismo catalogado en una lista con sus respectivos enlaces a su exitosa conclusión conformando una agenda completa de la eliminatoria y sus diferentes fases, ¿cómo no comenzar entonces a soñar con el milagro y encontrar esa fuerza interior definitiva con la que lograr romper un maleficio que ya se prolonga durante demasiado tiempo?

Esta es nuestra propuesta estratégica y, como estamos completamente seguros de que Mou nos lee, confiamos plenamente en que la ponga en práctica desde este mismo instante.

Y por favor, que no se carguen las tintas ni los pitos contra determinadas figuras del equipo que, por otra parte, suelen sustentarlo durante el resto de encuentros. A más ansiedad, y a partir de cierto límite, menos rendimiento, la curva de Gauss, así de simple. Cualquier estímulo que actúe en esa dirección debería hacerlo teniendo en cuenta la catástrofe que puede estar fraguándose en otra escena mucho menos visible pero absolutamente determinante. Por el momento el Madrid continúa firmando primeras partes para olvidar. Mallorca supuso para el aficionado un susto enorme y asimismo un sufrimiento excesivo para un equipo que este año aspira a ganarlo todo y que se vio al borde del abismo, confrontado con una situación que le hubiera abocado casi al desastre también en Liga. Afortunadamente también el conjunto posee capacidad de reacción conducido por alguien cualitativamente inferior al relumbroso ángel turgente pero igualmente efectivo cuando empiezan a temblar las piernas y todo lo demás. Pero sí, para lograr el ansiado triunfo contra el Goliat “blaugunner” será necesaria la intervención providencial del auténtico rapsoda blanco para componer un verdadero poema épico de aniquilación y victoria. Olvidémonos del descocado Messi y sacudamos el excesivo respeto de nuestro ánimo, convencidos de que por fin ha llegado la hora de levantar la alfombra de la resignación y desterrar el miedo, barriendo los balones de borra que la mugre del enemigo ha ido depositando bajo el límpido césped del Bernabéu en cada una de sus razias. Ganar o perecer, no hay alternativa. Os hemos dado el Método. ¡¡Vamos!!