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Andrés Proensa y Equipo TodoVino Desde finales del año pasado, han comenzado a verse en las estanterías las primeras botellas de los crianza y equivalentes del ’99, la última cosecha del siglo XX calificada como "excelente" por el Consejo Regulador. Saquemos lecciones... La Olimpiada de las Cosechas..... Como el mejor atleta en las Olimpiadas, la cosecha ’99 batió todas las marcas de cantidad y calidad. Lo mejor de ambos mundos, para muchos... Se batieron las marcas de producción en un momento que en principio fue considerado oportuno y, como remate, las condiciones climatológicas de esa campaña, consideradas por los técnicos del Consejo Regulador de la D.O. Ribera del Duero como excepcionalmente buenas, permitieron su calificación como "excelente". Sin embargo, por no alejarnos de la antigua Grecia, como en el caso del caballo de Troya, la algarabía llegaba llena de ruido: la cosecha, considerada como la llave de muchos de los problemas de la Ribera del Duero, portaba el pavoroso fantasma de los excedentes vinícolas. Y eso se comenzó a ver tarde, justo antes de la vendimia. Ribera del Duero: sede Olímpica... Hacia el año ’99 las bodegas de la Ribera del Duero se encontraban en el momento soñado por todo el que funda una bodega, en realidad por todo el que funda cualquier empresa: sus vinos se vendían rápidamente y sin que los compradores hicieran demasiados ascos a unos precios que no paraban de crecer. Aquello de que el buen paño en el arca se vende era una realidad palpable en todas las bodegas de la zona. Incluso en las que no tenían un paño excepcional... Creada en 1982, la D.O. Ribera del Duero tuvo en los años ochenta su etapa de lanzamiento y en los noventa se produjo la gran eclosión. Fue el momento que marcó la trascendencia de su prestigio, que pasa de los círculos más o menos reducidos de los consumidores preparados o de los restaurantes mas avanzados, al gran público. A las puertas de la cosecha ’99, las ventas de vinos de la D.O. Ribera del Duero prácticamente se habían duplicado y las exportaciones se multiplicaron por tres con respecto a las cifras del inicio de la década. Sin embargo el viñedo, retenido por la prohibición de nuevas plantaciones, apenas había crecido en un 30 por ciento.
Lo tengo todo vendido o el efecto del salto con pértiga.... La desigualdad entre la oferta y la demanda, algo de primero de carrera en económicas, en micro y macroeconomía, para ser más precisos, se vio acentuada, o en términos económicos, se incremento la volatilidad, tras la desastrosa cosecha ’97, en la que diversos avatares climatológicos redujeron la producción a unos escasos 18 millones de kilos de uva, cuando el año anterior se habían superado los 40 millones. Las consecuencias fueron diversas y casi todas negativas (aunque, como siempre, depende para quien...):
Todo valía porque, además, en las bodegas se repetía con arrogancia aquello de "lo tengo todo vendido". No pasaría mucho tiempo antes de que más de uno tuviera que arrepentirse de tal arrogancia. La escasez de vinos ribereños y sus precios crecientes abrieron las puertas a otras zonas y cerraron las de la propia Ribera en algunos de sus mercados. En ciertos lugares se produjo incluso un cierto movimiento de rechazo hacia los vinos ribereños y algunas de las bodegas que poco antes hacían un cierto alarde de vender sin contar con estructura comercial empezaron a ver crecer el número de cajas de sus vinos sin vender en su propio almacén.
Esa situación se haría preocupante muy poco después. La cosecha ’98 había vivido la resaca de la escasez del año anterior y no fue considerada suficiente en cuanto a producción, a pesar de que sus 33 millones de kilos de uva, que se traducen en al menos 25 millones de litros de vino, ya superaban la cantidad de vino vendido con contraetiqueta de Ribera del Duero en esos años: en 1998 menos de 19 millones de botellas, es decir, algo más de 14 millones de litros de vino. Peligro: "¡excedentes!" o cuando el doping o dumping no es bueno En la Ribera del Duero nadie supo ver el peligro y en la cosecha ’99, que ya se veía abundante, se permitió un polémico incremento de la producción de uva a 7.700 kilos por hectárea. Había avidez, de vino y de uva, gracias a los altos precios de la materia prima, de manera que los agricultores buscaron mayor producción, lo que trajo, gracias a una enorme eficiencia de la cadena, una cosecha récord de casi 54 millones de kilos de uva que aún sería superada al año siguiente en casi diez millones de kilos. Mientras tanto, las ventas no crecen al ritmo esperado (por los mas esperanzados, todo hay que decirlo), y se sitúan en algo menos de 25 millones de botellas. Sin embargo, ya en ese año ’99 el "barómetro de confianza económica", en este caso las expectativas de ventas de vino, habían comenzado a ser pesimistas. Las cadenas del fantasma de los excedentes son ya muy ruidosas. A pesar de esas cifras, de los altos rendimientos por hectárea y de la entrada en producción de muchas nuevas viñas, el Consejo Regulador de la D.O. Ribera del Duero encontró que la cosecha ’99 era "excelente". Según los técnicos, el clima acompañó: un invierno muy frío, con temperaturas de hasta 12º bajo cero y en torno a los 0º en abril, trajo un retraso en el ciclo de la vid que se recuperó con un verano muy cálido, con ausencia de lluvias durante julio y agosto. Las abundantes lluvias que llegaron a partir del 19 de septiembre no debieron "mojar" demasiado la viña y la cosecha alcanzaría la calificación más alta. Una calificación muy oportuna que podría impulsar las ventas de vinos jóvenes o de los "media crianza" y así aliviar las cantidades de vino acumuladas en unas bodegas que pronto empezaron a mostrar preocupación. Las dudas sobre la excelencia de tal cosecha son inevitables. Hay sombras añadidas a la injusticia básica de calificar toda la cosecha de una zona que tiene más de cien kilómetros de longitud, miles de parcelas y viticultores y más de cien bodegas, cada una con sus peculiaridades. El consejo de fiarse más de la regularidad de una marca que de la recomendación de un Consejo Regulador sigue vigente (léase la pregunta de la semana Añadas ¿Mito o realidad? ¿Alguna utilidad? ). La Cata: el análisis de control... Por todo lo anterior, hemos realizado una cata de casi sesenta vinos de la zona, correspondientes a la categoría crianza o equivalentes, es decir, incluyendo también los vinos que se comercializan más o menos al mismo tiempo que los crianza, pero con contraetiqueta genérica, sin indicación alguna por los plazos de envejecimiento. En esta cata se observan muchas etiquetas nuevas, pero pocas novedades destacables. Con la única excepción de Convento de San Francisco, nueva marca que se estrena con este crianza, y el tan traído y llevado Aalto, los mejores siguen siendo más o menos los mismos. Son los que conservan la casta que hizo famosos a los vinos de la D.O. Ribera del Duero, su carácter frutal, su vigor y su elegancia, la noble fuerza que les permite ser disfrutados en un plazo relativamente corto y luego vivir muchos años. En bastantes de los vinos catados se perciben tendencias hacia el perfil más comercial, vinos de escasa entidad inundados de madera, resultado de una política pura de empresa, que eso también son las Bodegas. Y, cuando no, salen los viejos defectos de elaboración (muchos tufos que han sobrevivido al periodo de crianza en roble), de maderas en malas condiciones o de escasa higiene en algunas bodegas (no olvidemos que el vino es un alimento, aunque no para la nueva ley del vino...). Si se puede llegar a admitir el error ocasional o el accidente, no parece muy admisible que en una zona que puede ofrecer grandes vinos haya tanto vino mediocre, marcado por los conceptos más comerciales del vino fácil. Accidental o deliberadamente, lo cierto es que muchos de los ’99 catados iban por esa línea. Cabe la posibilidad de que las bodegas hayan guardado sus mejores vinos para la categoría reserva, que saldrá al mercado en unos meses, pero no hay que confiar demasiado. Salvo las excepciones que ya son habituales, y no faltan vinos de extraordinaria calidad, la impresión es que al ’99 le viene grande el traje de "cosecha excelente". La cata Equipo de Cata: José Luis Casado y Andrés Proensa Nota: las calificaciones, en este caso, se han incorporado a efectos comparativos entre vinos. Orden alfabético. Aalto ’99 Abadía de San Quirce ’99 Araviñas ’99 Arzuaga ’99 Balbás ’99 Falto de desarrollo en la botella, aún un tanto duro pero con buenas cualidades. Cereza intenso y vivo, con tonos violáceos. En la nariz se hacen notas las sensaciones de madera, aunque hay también un fondo de fruta. Bien armado en la boca, equilibrado pero astringente. Bagús ’99 Elegante y con carácter, equilibrado, vigoroso. Rojo cereza intenso, tonos violáceos suaves. Aromas minerales y tostados que no ocultan notas frutales de gran finura, tonos balsámicos y de café. Muy buen paso de boca, con fuerza y bastante redondo, cuerpo medio, sabroso, amplio. Briego ’99 Sencillo pero franco, con mucho protagonismo de la madera. Rojo cereza intenso, tonos violáceos. En la nariz dominan notas de madera de calidad que apenas dejan ver fondos de fruta madura. Cuerpo medio, algo corto de Sabores y muy astringente. Mucha madera. Bracamonte ’99 Línea comercial con matices sugestivos. Rojo rubí-cereza intenso, ribete teja. Aromas especiados de crianza en barrica dominando sobre fondos de frutas rojas maduras. Cuerpo medio y buen paso de boca, equilibrado, sabroso, con notables notas de madera en el posgusto. Cachopa ’99 Está en un momento difícil pero tiene muy buena planta. Cereza intenso y vivo, ligeros violáceos. Aromas de crianza con notas tostadas, fondos de fruta madura; no es muy intenso en la nariz. Estructurado en la boca, con sólidos taninos que pulirá, sabroso, equilibrado, vigoroso. Carmelo Rodero ’99 Alta calidad, crecerá en la botella. Rojo cereza intenso y vivo, tonos violáceos. Aromas de fruta bien madura y finos tonos minerales (carbón, brea), fondos especiados (pimienta) y de tinta. Bien armado en la boca, vigoroso sin agresividad, carnoso, equilibrado, expresivo. Carramimbre ’99 Sin desarrollo: madera en la nariz y duro en la boca. Rojo cereza bien cubierto. Predominio de aromas de crianza sobre un tono de fruta roja; hay un fondito de aguas estancadas. Duro en la boca, con puntas agresivas de roble y taninos verdes destacados en cuerpo medio. Cillar de Silos ’99 Fino en la nariz pero rudo en la boca; tal vez mejore con el tiempo. Rojo cereza intenso y vivo. No muy potente pero con calidad en la nariz: fruta madura, madera bien conjuntada, notas de tinta y brea. Muchas puntas en la boca, destacadas en cuerpo medio, paso astringente. Condado de Haza ’99 Sensación de madurez en aromas, vigoroso en la boca. Rojo cereza intenso y vivo, tonos violáceos. Aromas de frutas rojas bien maduras con cierto desarrollo en la crianza (especias, compotas, tinta). Bien armado en cuerpo medio, taninos vivos, sabroso, equilibrado y expresivo. Convento de San Francisco ’99 Algo cerrado en la nariz pero con muchas cualidades. Rojo cereza muy intenso y vivo. Aromas finos de frutas rojas muy maduras y notas de crianza: especias, minerales, tostados. Estructurado y potente en la boca, carnoso, goloso, amplio y largo, muy frutal al final. Dehesa de los Canónigos ’99 Desarrollado en la nariz y con buen paso de boca. Cereza intenso y vivo. No es muy intenso en aromas, pero es fino: fruta bien madura, notas de tinta y especias. Cuerpo medio-alto, equilibrado, vivos taninos, potente en sabores, bastante amplio en aromas. Emilio Moro ’99 Carácter de buen ribera, aún debe asimilar la madera. Rojo cereza intenso, tonos rubí en el ribete. Potente aroma de frutas rojas bien maduras, con tonos de roble de calidad, toque fino de monte bajo. Vigoroso en la boca, con cuerpo y equilibrio, nobles taninos, amplio. Finca Villacreces ’99 Con volumen y consistencia, elegante. Rojo cereza muy intenso y vivo, con ligeros matices violáceos. Sugestivos aromas frutales (madurez) adornados con tonos especiados, de tinta, de maderas nobles y de carbón de turba. Poderoso en la boca, con volumen y consistencia. Gran Jerarquía ’99 No tiene especial relieve pero tampoco defectos serios. Rojo cereza muy intenso, tonos violáceos. Baja potencia en una nariz dominada por tonos de madera seca sobre fondos tostados. Paso de boca astringente, marcado por la madera, pero con cierto equilibrio y potencia de sabores. Hacienda Monasterio ’99 Elegante en la nariz y con muy buen paso de boa. Rojo cereza intenso, ribete rubí-teja poco marcado. Finos aromas especiados de crianza (canela y clavo) bien engarzados con tonos de frutas bien madura. Equilibrado en la boca, bien domado por la crianza, carnoso, redondo, amplio. Lagar de Isilla ’99 Sencillo, comercial, dominado por la crianza en barrica. Rojo cereza intenso y vivo, con ligeros tonos violáceos. Más bien simple en la nariz, con mucha madera nueva y poca fruta; hay un fondito de fermentación. En la boca resulta ligero y algo basto, con dominio de madera. López Cristóbal ’99 Sugestivo en conjunto, con potencia pero amable. Rojo cereza intenso y vivo. Marcado carácter frutal con toques delicados de crianza en barrica de calidad. Buena estructura en la boca, con cuerpo y firmes pero nada agresivos taninos, sabroso, amplio, goloso en la salida. Lynus ’99 Maduro y con buen paso de boca pero con fuerza. Rojo cereza bien cubierto y vivo. Atractivos aromas de fruta madura con toques especiados y lácteos (crema pastelera). Equilibrado y amable, con cuerpo y consistencia pero sin aristas, sabroso, expresivo, largo. Malleolus ’99 Rasgos de tinto grande, aunque aún le falte desarrollo en la botella. Rojo cereza muy intenso, con tonos violáceos. Aroma potente fruta bien madura, pequeños frutos silvestres, maderas aromáticas, brea y mentol. Bien armado en la boca, con fuerza y nobleza, equilibrado, amplio. Marqués de Velilla ’99 Sugestivo aunque falto de botellero. Rojo cereza bien cubierto, ribete rubí. Finos y potente aromas de fruta madura, tonos minerales y de especias negras. Bien de cuerpo, equilibrado y sabroso, con ligeras puntas tánicas por pulir; al final se descuelga algo la madera. Matallana ’99 Le falta botellero pero apunta muy buenas maneras. Rojo cereza violáceo muy intenso. Potentes y finos aromas de frutas rojas y pequeños frutos negros, tonos de carbón y especias. Estructurado en la boca, con cuerpo y potencia, tánico, sabroso, equilibrado, bastante amplio. Monte Villalobón ’99 Perfil vanguardista en las formas y en el fondo. Rojo cereza intenso, ribete rubí-teja poco marcado. Sugestivos aromas de frutas rojas bien maduras, elegantes toques de pimienta, tinta, turba y monte bajo. Amplio y goloso en la boca, con cuerpo y potencia, redondo. Montegaredo ’99 Con carácter y potencia. Rojo cereza intenso y vivo. Aromas de fruta bien madura y tonos especiados de crianza aún en fase de ensambladura pero bien definidos y finos. Buena estructura en la boca, con cuerpo y vigor, sabroso, equilibrado, bastante amplio. Pago de Carraovejas ’99 Sugestivo, elegante, redondo y con nervio. Rojo cereza intenso, ribete rubí. Amplio, potente y muy atractivo en la nariz, con notas frutales (compotas, frutillos pequeños), especiadas, minerales, balsámicos y de trufa. Gran equilibrio en la boca, carnoso, maduro, aterciopelado. Pago de Carraovejas Cum Laude ’99 Importante, un gran tinto. Rojo cereza intenso y apenas evolucionado. Concentrados aromas de fruta bien madura, elegante, profundo, rico en matices. Armonioso en la boca, con cuerpo, aterciopelado, carnoso, sabroso, muy expresivo, lleno, largo. Pago de los Capellanes ‘99 Claramente en fase de ensambladura, lo que se hace notar más en la nariz. Rojo cereza intenso y vivo. Aromas frutales (madurez) y de crianza faltos de definición y de engarce. Mucho mejor en la boca, bien armado y potente, sólidos taninos nobles, sabroso, equilibrado, vigoroso. Pesquera ’99 Perfil clásico de la marca: amplio en aromas y vigoroso en la boca. Cereza intenso, tonos violáceos. En la nariz domina el carácter frutal, con notas especiadas y un toque balsámico. Lleno y con energía en la boca, notable cuerpo y vivos taninos, equilibrado, largo. Prado Rey ’99 Potencia en cuerpo medio, con nervio y amplio. Rojo cereza intenso y vivo, ligeros tono violáceos. Aromas frutales y de crianza (cedro, piñones) con cierto predominio de la madera. Cuerpo medio y notables taninos, equilibrado, tacto algo secante, franco en aromas, sencillo. Protos ’99 Perfil comercial perfectamente definido. Rojo cereza-rubí de buena intensidad, ribete teja. Protagonismo de la crianza en aromas, con tonos de vainilla y piel de cacahuete. Más bien ligero de cuerpo para un ribera, con puntas de madera, cortito y sencillo. Protos Selección 75 Aniversario ’99 Le falta algo de la casta de los grandes tintos de la zona. Rojo cereza intenso, ligero ribete teja. Aromas frutales y de crianza en buen equilibrio; notas de frutas rojas, canela y carbón. Buen equilibrio en la boca, cuerpo medio, amable, sabroso, cierta complejidad en aromas. Señorío de Nava ’99 Da sensación de que crecerá en la botella. Rojo cereza de buena intensidad, ribete rubí. Algo cerrado pero interesante en la nariz: uvas bien maduras, pimienta negra, turba, tinta, canela tostada. Corpóreo, equilibrado, con noble fuerza pero sin puntas, sabroso, acidez moderada. Tamaral ’99 Le falta un poco de carne y un tiempo en el botellero. Rojo cereza intenso y vivo, tonos violáceos. Sugestivo en la nariz: frutales (denota madurez) matizados pero no dominados por notas de crianza. Buen equilibrio en cuerpo medio, puntas tánicas, sabroso, cierta amplitud. Tarsus ’99 Más bien ligero de cuerpo, con taninos destacados. Rojo cereza de capa media, ribete rubí. En la nariz dominan notas de frutas muy maduras, con discreta presencia de la madera. En la boca el cuerpo no arropa a unos taninos muy enteros; tiene buena acidez y potencia de sabores. Teófilo Reyes ’99 Se echa en falta algo más de carácter frutal, pero está bien. Rojo rubí-cereza bien cubierto. En la nariz dominan tonos balsámicos muy peculiares, con recuerdos de mentol y plástico. Importante protagonismo de la madera en la boca, con paso secante, aunque equilibrado y sabroso. Tionio ’99 Algo falto de pulido en la boca, pero sin agresividad. Rojo cereza cubierto y vivo, tonos violáceos. Cierta complejidad en la nariz: especiados, minerales, maderas finas, tonos balsámicos. Con cuerpo y vivos taninos, bien armado y potente, sabroso, amplio y fino en aromas. Torremilanos ’99 Perfil neto de tinto ribereño. Rojo cereza intenso y vivo, ribete granate-rubí. No es muy potente en la nariz; aromas de crianza y de fruta bien equilibrados, con recuerdos de ciruelas negras, hojarasca, cacao y hoja de té. Buena estructura en la boca, con cuerpo (carnoso) y consistencia, sabroso, amplio. Torre Silo ’99 Falto de evolución en la botella. Rojo cereza de capa media-alta, vivo. Resulta sencillo en aromas, con predominio de aromas de crianza en barrica, con tonos lácteos y especiados sobre fondos de fruta en sazón. En la boca se hace notar el roble, tiene cuerpo y energía, equilibrio y potencia. Valderiz ’99 Con mucho nervio, personal y expresivo. Rojo cereza de capa media-alta, ribete teja poco marcado. Aromas elegantes de fruta bien madura, con toques finos de crianza y fondos de tinta y hierro. Con cuerpo y vigor en la boca, equilibrado, noblemente tánico, consistente, elegante. Valdubón ’99 Corte comercial pero sin excesos. Rubí de buena intensidad, seno cereza, ribete teja. Aromas frutales y de crianza más bien sencillos pero bien engarzados. Buen paso de boca, equilibrado en cuerpo medio, bastante pulido, madera evidente pero sin dominar. Amable. Valduero ’99 Amable, sin demasiada complejidad en la nariz y buen paso de boca. Cereza muy intenso, tonos violáceos. Aromas de frutas maduras (compotas) bien engarzados con notas de crianza (canela). Redondo en la boca salvo por ligeras puntas de roble, bien de sabores, equilibrado. Vallebueno ’99 Buen perfil, tal vez algo ligero de cuerpo y falto de botella. Rojo cereza bien cubierto. Aromas frutales (frutas rojas, frutos silvestres) con notas de bien racionada crianza en barrica. Cuerpo medio alto, bien armado y potente, taninos algo enteros, sabroso, equilibrado. Valsotillo ’99 Algo menos cuerpo de lo que es habitual en la marca, pero bien armado. Rojo cereza intenso, ribete rubí-teja. Aromas de fruta bien madura (cerezas en licor, ciruelas negras) con tonos lácteos y de maderas curtidas y un fondo animal. De mediana constitución, equilibrado y con nervio. Valtravieso ’99 Elegante en la nariz, algo rudo en la boca. Rojo cereza muy intenso y vivo. Marcados aromas de fruta madura y notas florales con discreta presencia de la madera de crianza. Equilibrado y con cuerpo, algunas puntas tánicas por pulir, sabroso, frutal en aromas, toque amargo de salida. Viña Arnáiz Selección ’99 Comercial, sencillo, con buen paso de boca. Rojo cereza de buena intensidad, ribete teja poco marcado. Sencillo en la nariz, con domino de sensaciones de barrica. Buen equilibrio en cuerpo medio, vivo y fresco, bien de sabores, con la madera bien conjuntada en la boca. Viña Mayor ’99 Con protagonismo de la fruta y carnoso en la boca. Rojo cereza-rubí bien cubierto, ribete teja poco marcado. Aromas frutales (frutas rojas maduras) y de crianza en buena armonía. Buen equilibrio en cuerpo medio-alto, bastante redondo, aterciopelado, sabroso, amplio en aromas. Viña Pedrosa ’99 Potente y atractivo, para crecer en la botella. Rojo cereza intenso y vivo, aún con ligero tonos violáceos. En la nariz hay fuerte presencia de notas torrefactadas que no ocultan un fino carácter frutal (pequeños frutillos, ciruelas maduras). Potente en la boca, equilibrado, noblemente tánico. Viña Solorca ’99 Tal vez evolucione bien; ahora domina la madera. Rojo cereza cubierto, ribete rubí. Baja potencia en la nariz, aromas frutales con notables recuerdos de crianza en barrica. Buena estructura en la boca, equilibrado y sabroso, tacto algo secante y astringente. Viña Vilano ’99 Perfil comercial, con predominio de sensaciones de madera. Rojo cereza granate con tonos rubí. En la nariz destacan tonos torrefactados de madera nueva estufada; apenas se perciben recuerdos frutales. Algo secante en el paso de boca, cuerpo medio, bien de sabores.
fuente: www.todovino.com |
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