6. EPILOGO
La carta cayó de sus temblorosas manos. Después meditó larga y profundamente. Sí, sentía vagos recuerdos de la hija de una vecina, de una muchacha, de cierta mujer en un salón de baile, aunque todo era turbio y confuso como el reflejo de una piedra en el lecho de un riachuelo turbulento. Las sombras se perseguían a través de su mente, sin conseguir unirlas en una imagen concreta. Se agitaban en su imagen vagos destellos, pero ni aun así podía recordar. Le parecía haber soñado con aquellas figuras, debía de haber soñado a menudo y vivamente, sin que, a pesar de todo, dejasen de ser unas imágenes de ensueño. Sus ojos se dirigieron al jarrón azul del escritorio. Estaba vacío. Durante muchos años, en el día de su cumpleaños no lo había estado. Tembló. Experimentó la sensación de que se había abierto de repente una puerta invisible, una puerta a través de la que soplaba el aire helado de otro mundo y que invadía el refugio de su habitación. Le llegó como un aviso de muerte y un signo de amor inmortal. Algo informe, apasionado, fluyó en su interior, y el pensamiento de la amante invisible, ardiente e inmaterial, se agitó en su mente como el sonido de una música lejana.
FIN
Esta web se reserva el derecho de suprimir, por cualquier razón y sin previo aviso, cualquier contenido generado en los espacios de participación en caso de que los mensajes incluyan insultos, mensajes racistas, sexistas... Tampoco se permitirán los ataques personales ni los comentarios que insistan en boicotear la labor informativa de la web, ni todos aquellos mensajes no relacionados con la noticia que se esté comentando. De no respetarse estas mínimas normas de participación este medio se verá obligado a prescindir de este foro, lamentándolo sinceramente por todos cuantos intervienen y hacen en todo momento un uso absolutamente cívico y respetuoso de la libertad de expresión.
No hay opiniones. Sé el primero en escribir.