El corazón del monarca Felipe I El Hermoso ha vuelto a la Casa del Cordón de Burgos quinientos años después de su partida, para mostrarnos en una exposición irrepetible "la belleza y la locura"de una época y de un monarca estigmatizado por la figura de su esposa la reina Juana La Loca.
En este viaje por tan corta pero agitada vida, la pieza estelar de la muestra es precisamente la caja donde en 1506 se guardó el corazón embalsamado del monarca.
Oleos, tapices, esculturas, instrumentos musicales, orfebrerías, códices y diversas obras artísticas procedentes de diez países distintos, dan fe también de los gustos y preferencias del monarca.
La muestra organizada por la Fundación Caja de Burgos en colaboración con la Fundación Carlos de Amberes, permanecerá abierta hasta finales de año Una placa recuerda que esta Casa del Cordón, antiguo palacio del siglo XV, fue también el lugar en el que los Reyes Católicos recibieron a Colón, en 1497, a su regreso del segundo viaje al nuevo mundo.
La ciudad de Burgos, fundada en el año 884, ha jugado un importante papel político y militar en la historia de España. Por mandato de Alfonso III de Asturias, el segundo conde de Castilla, Diego Porcelos, repuebla la ciudad para constituirse en bastión defensivo contra las incursiones bélicas de los ejércitos del Islam.
Fue capital del reino unificado de Castilla y León desde 1073 hasta la caída de Granada, cuando la capitalidad pasó a Valladolid. Durante los siglos XV y XVI basó su esplendor en el comercio de la lana y gran parte de sus riquezas se invirtieron en la construcción de los nobles edificios, sobre todo góticos e isabelinos. En 1494 los Reyes Católicos establecen el Consulado en Burgos, dando a la ciudad el monopolio para el comercio de las lanas castellanas.
"Una casa y sus mitos", "Los ritos caballerescos", "El embeleso de la hermosura" y "La despedida", son los cuatro escenarios que recorre la exposición para desvelarnos la personalidad del monarca.En el primero, destaca el retrato de Felipe adolescente; su cuna; una talla de madera, metal y policromía que llega a Burgos desde Bruselas. En "Los ritos caballerescos" llama la atención un lienzo anónimo de tres metros del torneo de Amberes en 1494 y una espada del monarca de acero, oro, madera y hierro. Dentro de "El embeleso de la hermosura" encontramos las tres tablas de Juan de Flandes del políptico de Isabel la Católica.
Tras su paso por Burgos, desde enero y hasta abril de 2007 las obras se expondrán en la ciudad belga de Brujas, donde el entonces Duque de Borgoña nació en 1478.
El Cid, una presencia constante
A poca distancia de la Casa del Cordón se encuentra el puente de San Pablo, presidido por la estatua de El Cid, héroe castellano por antonomasia. La estatua ecuestre es una obra esculpida en bronce por Juan Cristóbal e inaugurada en 1955. Con la espada y la capa al viento, su larga barba, sobre los estribos de una montura briosa, el Cid de forma arrogante se acerca al destierro.
Rodrigo Díaz de Vivar, juró en la iglesia de Santa Águeda al rey Alfonso VI que no había participado en la muerte de su hermano Sancho. Pese a ello, el rey despechado ordenó que fuera desterrado.
Según relata la tradición, la residencia del Cid se encontraba junto al Camino de Santiago. En 1593 se proyectó erigir un monumento en su memoria, en unas casas que los monjes de Cardeña tenían en Burgos. El monumento que hoy se conserva es obra de José Cortés. Destacan los escudos de San Pedro de Cardeña, y en medio, una leyenda conmemorativa con el blasón del Cid, obra de Manuel Campillo.
Los restos mortales del Cid y su esposa, doña Jimena, descansan desde 1921 bajo el crucero de la catedral. El cofre del Cid se guarda en una pared de la Capilla del Corpus Christi de la Catedral. Según la historia estaba lleno de monedas -en realidad era arena-, con las que el Cid avalaba el dinero líquido que necesitaba para mantener su mesnada y que le dieron los judíos Raquel y Vidas al salir de Burgos camino del destierro.
En la fachada exterior del Arco de Santa María, el Cid forma parte del retablo de héroes y de santos que acompañan a Carlos I. En el interior se expone una reproducción de la espada Tizona, arrebatada por el Campeador al rey Bucar de Marruecos, y un cuadro del Cid y su esposa del pintor burgalés Marceliano Santamaría.
En la Glera, junto al río y cerca de la Puerta de Santa María, acampó el Cid con los suyos en la primera noche de su destierro, después de que el rey prohibiera a los burgaleses alojarle en sus casas. Un monolito recuerda el suceso. El puente sobre el río Arlanzón, está flanqueado por ocho estatuas de piedra realizadas por el escultor Joaquín Lucarini, que representan a personajes cercanos a la figura del Campeador. Los ocho personajes parecen cortejar y dar paso a la estatua ecuestre del Cid en el momento de partir hacia el destierro.
La Catedral, Patrimonio de la Humanidad
Las grises agujas labradas como un encaje de blanda que coronan la Catedral pueden verse casi desde cualquier punto de la ciudad, son la auténtica seña de identidad de Burgos y conducen al centro de la urbe. Es uno de los más bellos monumentos del arte gótico español y no en vano ha recibido el título de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1984.
Se asienta sobre el emplazamiento de la antigua Catedral románica erigida por Alfonso VI en el siglo XI. Es la tercera catedral de España por su tamaño. Fundada en 1221 por el arzobispo Mauricio, durante el reinado de Fernando III el Santo. La planta de cruz latina, mide 84 por 59 metros. La construcción se realizó en varias etapas a lo largo de tres siglos. Es gótica en casi su totalidad y muestra influencias alemanas, francesas y holandesas. Los arquitectos adaptaron el edificio a la inclinación del terreno, incorporando escaleras en el interior y el exterior. En la nave central se halla el famoso Papamoscas, que entra en funcionamiento al sonar las horas. En el claustro, de puro estilo gótico del siglo XVI, destaca la decoración escultórica.
Tras ella se levanta la iglesia de San Nicolás; allí un magnífico retablo de Simón de Colonia (1505) describe escenas de la vida del santo.
Merecen también especial atención las iglesias de San Esteban, por su museo de retablos, y la San Gil, gótica del siglo XIV con hermosos retablos y sepulcros.
En las afueras de Burgos, al oeste, está el Real Monasterio de las Huelgas, convento cisterciense fundado en 1187 por Alfonso VIII. Gracias a las dotaciones incorporadas y al patrocinio real, pronto adquirió gran prestigio y solo se admitía como aspirantes a monjas a las famas más distinguidas. Una de las áreas más interesantes es el museo de Ricas Telas, colección de tejidos, brocados y joyas procedente de las tumbas reales del convento. Otro de los atractivos es el claustro gótico de San Fernando, decorado con motivos mudéjares de pavos reales y estrellas. En la capilla de Santiago existe una curiosa figura de madera articulada que representa a Santiago con una espada con la que, según la tradición, los príncipes de Castilla eran armados caballeros de la Orden de Santiago. Al este, la cartuja de Miraflores, monasterio fundado durante el siglo XV. Su iglesia alberga dos sepulcros de Gil de Siloé. En uno descansan los cuerpos de los padres de Isabel la Católica, Juan II e Isabel de Portugal; en otro, su hermano, el infante Alonso.
A 10 km al sureste de Burgos se encuentra el monasterio de San Pedro de Cardeña, original del siglo IX y reconstruido en el XI, donde, según el romancero, El Cid dejó a su familia al partir para el exilio.
Paso obligado en el Camino de Santiago
La ciudad es paso obligado para los millones de peregrinos que se dirigen a la tumba del Santo. La influencia del Camino de Santiago fue muy importante para la ciudad en el ámbito económico, social, cultural y artístico. Se convirtió en un centro de acogida para los peregrinos y en ciudad fundamental para comprender el trayecto. En la configuración urbana de la ciudad se aprecia el trazado histórico del Camino de Santiago. Los peregrinos llegan al centro de la ciudad por la calle de las Calzadas de origen jacobeo. El comienzo de la ruta está en la Plaza de San Juan, lugar de paso para todos los peregrinos. La plaza queda formada por la iglesia de San Lesmes, el Monasterio de San Juan y la fachada de lo que fuera Hospital de San Juan -hoy la actual Casa de Cultura-.
La iglesia de San Lesmes se construyó en el siglo XV para acoger los restos del santo padrón que se dedicó a la caridad con los peregrinos que hacían el Camino. El Monasterio de San Juan, fundado en 1091 por
Alfonso VI, estaba destinado a los peregrinos que siguiendo el camino francés llegaban a Burgos.
Hoy es un Museo y Centro Cultural donde puede admirarse la obra pictórica de Marceliano Santa María.
La Casa de Cultura mantiene en su fachada la portada de lo que fuera el Hospital de San Juan donde se instaló la botica más importante de Burgos. Entramos en la ciudad por el Arco de San Juan.
Esta puerta era la entrada a Burgos de los viajeros y mercancías procedentes del Sur de Francia, País Vasco y la Rioja y la entrada de los peregrinos que van hacia Santiago.
